lunes, 17 de mayo de 2010

Toxicidad


"El veneno no mata, mata la dosis"

Tantos son las sustancias nocivas con las que alimentamos nuestros pensamientos, sueños y vivencias, que vivimos una vida drogada, drogada de inseguridad y negación.
Buscamos el no vivir con ello, pero la busqueda del antidoto solo hace que el veneno nos entre más en el cuerpo. Comiendo cada celula, cada sonrisa, cada parte bonita de tí. Porque tú, eres más lindo y más capaz de lo que puedas imaginar. Es esa particula errante de nuestra cabeza lo que nos limita y nos hace mermar nuestra esencia.

Aprendí hace tiempo, que la tristeza no es un metodo de defensa y desahogo de nuestro corazón. Si no la frustación de no evitar la melancolía, el "Tic, tac" de mi "Génesis". La positividad o negatividad no existe, la creamos nosotros mismos e influenciamos a nuestro alrededor, creamos el veneno y el antidoto nosotros mismos. No hay maldiciones que nos sentencien, ni alegrias por la provinencia de la suerte o el azar.

Obtenemos lo que nosotros mismos queremos, podemos controlar más de nuestro alrededor de lo que nuestra conciencia pueda explicar o sentir. Podemos incluso jugar a antojo con el sentimiento. El horizonte no limita, oculta.

La clave para ser menos toxicos esta en decirnoslo a nosotros mismos, está en soñar. Soñar que lo tienes todo, la afirmación y la negación, en tu mano está con cual te quedas, pero nada es caprichoso, solo tú lo haces caprichoso.

“El hombre que tiene miedo, busca refugio en los montes, en los bosques sagrados o en los templos. Sin embargo tales refugios no sirven, pues allí donde vaya, sus pasiones y sus sufrimientos lo acompañarán.” Dhammapada 14:10-11.

3 comentarios:

  1. Cómo llena leerte pequeño!... aunque sea desde Zaragoza :)

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  2. Muchisimas gracias por leerme !!! :) y me alegra que entre lo que cuento. Yo nací en Huesca :) somos paisanos, pasate siempre que puedas por el blog ;). Besos

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  3. Hooola mi dulce retoño! la madre siempre en vigilia curioseando los pensamientos de su poyuelo... la tristeza es inevitable. Forma parte de nuestra existencia y de nuestro ser. No es un añadido ni una casualidad. Es parte de nuestra naturaleza y, como tal, no es mala... siempre que se tenga con quién compartirla. La gran tragedia en la vida, es no tener con quien compartir... o si tenerlo, pero no sentirlo... entonces se le deja abierta la puerta al miedo y a los fantasmas...

    Cuando la tristeza se comparte, ya sea hablada, cantada, pintada, escrita o tecleada (qué se yo!) se trasforma en nostalgia. Y a veces, al echar la vista atrás uno descubre que esa nostalgia es dulce y reparadora... mira tú, uno ya no recuerda qué la causó, solo quién y cómo la reparó:-)

    Con amor y compartiendo. Siempre. No hay héroes ni cimas que alcanzar. Hay compañeros de viaje, lo demás es camino,
    TQ amor

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